Las últimas investigaciones sobre los comienzos del Islám en la Península han sacado a la luz datos muy curiosos sobre la presencia musulmana en estas tierras y, en concreto, en las navarras.
La tan manida idea de que fue una presencia fugaz en la tierra navarra, sin apenas intercambio cultural y social, «salta por los aires» con los nuevos datos que se aportan.
En las necrópolis musulmanas excavadas se ha podido comprobar como las costumbres traídas desde África y presentes en los cuerpos hallados, no son patrimonio ezclusivo de los recién llegados, sino que aparecen en los cuerpos de individuos autoctonos, indicando, por tanto, la mezcla y fusión de ambas culturas.
La importancia de este hecho resultaría, por tanto, crucial para desmontar la idea nacionalista de resistencia al invasor y de mantenimiento de una pureza étnica y de costumbres de los que ellos llaman el país de los vascos.
En suma, sirvan estos nuevos datos para que la ciudadanía se de cuenta de las falacias y falsedades de la historia nacionalista que considera «el ombligo del mundo» lo que no lo es, en un afan reduccionista de culturas llamadas analfabetas.