La derogación llevada a cabo por el cuatripartito navarro de la Ley de Símbolos de esta Comunidad Foral, es otro paso más, y ya van unos cuantos, para lo que el nacionalismo llama la «normalización». Esta consiste en introducir usos y costumbres desconocidos en aquellos lugares que se pretende «conquistar» para la causa. La imposición del Euskera fue una de estas «normalizaciones». A día de hoy continua, basta observar el número de alumnos que se piden para introducir el Euskera en la Ribera navarra y el que se pide para cualquier otra actividad.
La introducción de la ikurriña, a partir de esta derogación, en cualquier lugar y junto a los símbolos navarros, será otra «normalización». La excusa la de siempre: no herir otras sensibilidades.
Cabe preguntarse; cuando no se condena la barbarie etarra -Geroa Bai en el Parlamento navarro no quiso hacerlo- ¿no se hieren sensibilidades?; cuando se sigue imponiendo el terror filoetarra en muchos municipios de esta tierra -por ejemplo, en Leiza- ¿no se hieren sensibilidades?; cuando un navarro ve en su municipio la ikurriña, ¿no se hieren sensibilidades?.
Flaco favor se hace a una sociedad normal como la navarra, cuando se la pretende «normalizar» con este tipo de actuaciones. Sólo pueden crearse tensiones innecesarias.