Se propuso dotar a los ordenadores de capacidades como las de la mente humana
Marvin Minsky, al que se considera el padre de la inteligencia artificial, ha fallecido a los 88 años de edad como consecuencia de una hemorragia cerebral, según ha informado a The New York Times su familia.
Licenciado en Matemáticas en la Universidad de Harvard en 1946, se doctoró en la Universidad de Princeton en 1954. En 1959 ingresó como profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde fundó, junto con John Mc Carthy, el Laboratorio de Inteligencia Artificial.
Fue en esta época cuando Minsky inició su objetivo de transformar los ordenadores de entonces, que básicamente eran máquinas de calcular, en máquinas inteligentes capaces de imitar la mente humana. Basándose en la idea de que el cerebro es una máquina que se puede replicar, abordó el problema de dotar a estos aparatos de sentido común, dotándolos del conocimiento que el hombre adquiere mediante la experiencia. Este empeño le llevó a realizar contribuciones esenciales en matemáticas, ciencia cognitiva, robótica y filosofía.
El nacimiento de la inteligencia artificial
La inteligencia artificial nació oficialmente como disciplina en una conferencia de ciencias de la computación en el Dartmouth College (Estados Unidos) en 1956. Los padres de este nuevo campo fueron John McCarthy, de la Universidad de Stanford; Allen Newell y Herbert Simon, ambos de Carnegie Mellon; y el propio Minsky.
La investigación en inteligencia artificial ha acabado generando innumerables aplicaciones: desde sistemas de diagnóstico médico a ‘drones’ no tripulados, robótica inteligente, y numerosos sistemas expertos que resuelven problemas como lo hacen los especialistas humanos.
Apoyado en la cantidad de investigación que generó el campo de la inteligencia artificial a finales del siglo pasado, Minsky llegó a afirmar que «en una generación, el problema de crear inteligencia artificial estaría básicamente resuelto». Sin embargo, a pesar de este optimismo inicial, en el desarrollo de la inteligencia artificial se ha comprobado que resulta más fácil que una máquina resuelva operaciones complejas, como hacer un diagnóstico médico, a que actúe con sentido común.