Los ciudadanos navarros forman parte de uno de los países en los que la electricidad es más cara. Históricamente, se les ha dicho que la razón era por las llamadas «moratorias» del carbón y nuclear. La deficitaria industria española del carbón sobrevivía gracias a ello, al eliminar pérdidas, con lo que todos los españoles pagaban «de más» en sus recibos eléctricos.
Lo mismo podía decirse del sector nuclear que, por estar detenido su desarrollo por cuestiones políticas, la no obtención de energía eléctrica, tenía que ser compensada con el pago «de más» en el recibo eléctrico.
Y he aquí, que el Gobierno de Navarra, entonces de UPN, no tuvo otra brillante idea que invertir el dinero del impuesto ciudadano en la empresa, Iberdrola, que hacía y hace pagar a sus clientes un coste sobrelevado en la factura eléctrica.
Ya de por sí la situación pudiera parecer inmoral, al invertir dinero un gobierno, cual fuese un banco, y, encima, del impuesto ciudadano. Pero lo que clama al cielo, es que se halla invertido en un sector que hacía la competencia al importante sector energético navarro de energías alternativas, diciendo que se hacía por posicionarse en un sector clave. ¿Clave en qué?
No hay respuesta, quizás, la de posicionar a políticos en consejos de administración y pagar favores prestados.
Además, ahora se descubre que la inversión fue un fiasco, al generar cuantiosas perdidas que, obviamente, pagaran los ciudadanos.
«Cosas veredes amigo Sancho«.