La semama que termina se ha visto salpicada por continuos ataques del terrorismo Islámico. El último, el de esta noche pasada en Burkina Fasso, en el que más de 32 personas han sido asesinadas por mienbros de la facción de Al Quaeda en Africa del Norte. Se ha visto también la amenaza directa hacia Ceuta y Melilla por parte de estos asesinos.
Sorprende, por tanto, la tardanza en la adopción de medidas por parte de la Unión Europea, que ya hace muchos meses solicitó Francia en el seno de esta organización y que, estos últimos días, ha vuelto a reiterar.
En temas como estos, los gobiernos y sus políticos suelen llenarse la boca de buenas palabras, pero a la hora de la verdad, suelen olvidarse de sus promesas. Sorprende también la lentitud burocrática de las instituciones, que demoran y demoran sin parar la adopción de medidas.
La respuesta inmediata es la mejor de las armas para castigar este tipo de actuaciones. Los terroristas saben que la sorpresa que causan y la lentitud de las respuestas, es su mejor arma.
Se impone la adopción de medidas inmediatas, rápidas, eficaces y directas, para evitar la lacra terrorista, que lleva camino de convertirse en endémica y aceptada, como mal menor, ante guerras y otros desastres, por parte de la opinión pública.
