Esta próxima semana comienza el juicio del ‘caso Nóos’, por el que el matrimonio formado por la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, se sentaran en el banquillo de los acusados por la presunta comisión de diferentes delitos económicos (corrupción). Aquí en España es la primera vez que un miembro de la casa real acude a un juzgado como imputado al que le piden pena de cárcel.
Van a ser seis meses – eso se calcula que pudiera durar el juicio-, en los que la justicia tendrá que demostrar dos cosas, la comisión de delito por parte de esta pareja «real», y la famosa idea de «justicia para todos». Sorprenden, no obstante, las maniobras de la defensa de la infanta, por las que a la vez que se presume de colaboración con la justicia, se emiten un día sí y otro también, escritos rechazando decisiones de la judicatura. Los últimos, no dando validez a la acusación popular o pidiendo la no presencia de la infanta en el banquillo.
A las personalidades públicas debería exigírseles ejemplaridad en lo bueno y en lo malo. Los ciudadanos deben creer en la justicia, y para ello necesitan no pensar en que los poderosos siempre se libran y los que no lo son, acaban en la cárcel. Otra famosa frase, «la justicia es un cachondeo», que en su día, y desde entonces, quedo en la imaginería popular como descripción del mundo jurídico, debería quedar en entredicho con este juicio. El tiempo lo dirá.