El voto negativo a Arturo Mas por parte de la CUP, parece despejar de una vez el panorama politico actual de Cataluña, de un gobierno en funciones, totalmente paralizado, al abocar la situación a un nuevo proceso electoral. Proceso electoral, que deberá sentar las bases de un nuevo gobierno, esta vez fuerte, con el que tenga que «lidiar» el debil gobierno de este pais.
Rajoy o Sánchez, Sánchez o Rajoy deberán enfrentarse a un gobierno catalán que declarará su separación de España.
Es de esperar que no ocurra como en 1975, cuando miles de marroquies proclamaron la independencia del Sáhara de España, y aún están esperando alguna reacción al respecto por parte de los sucesivos gobiernos que ha ido teniendo este país a lo largo de estos últimos 40 años.
Un panorama nada adecuado para el gobierno español, que será esclavo de los diferentes compromisos políticos que haya adquirido con las fuerzas políticas que hayan aupado a Rajoy o a Sánchez.
Habrá que estar a la altura de las circunstancias para evitar que este país vaya desgajàndose en pequeños trozos, catalán, vasco, etc.
La unidad de España debería ser la máxima para la clase política española en los próximos meses, pero no dicha y defendida con «la boca pequeña», sino también con «la grande». El reto es enorme.
