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Despega sin incidentes el satélite científico europeo LISA Pathfinder

Despega sin incidentes el satélite científico europeo LISA Pathfinder

El satélite europeo LISA Pathfinder ha despegado esta madrugada a bordo de un cohete Vega desde la Guayana Francesa, dando el pistoletazo de salida a una misión científica que trata de captar por primera vez de forma directa las ondas gravitacionales.

El lanzamiento, que se había retrasado debido a problemas técnicos del cohete Vega, transcurrió finalmente sin incidentes. Se llevó a cabo a las 04:03 GMT desde el puerto espacial de la localidad de Kourou, aunque el seguimiento técnico se realizó desde el centro de operaciones de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Darmstadt (oeste de Alemania).

El satélite se desacopló después con éxito y según lo previsto del cohete con el que despegó, para proseguir la ruta hacia su destino final, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.

Dos minutos después del desacoplaje, el LISA Pathfinder estableció comunicación con la ESA, por lo que los expertos pudieron determinar que la operación hasta el momento había transcurrido según lo previsto. El satélite se encontraba en buen estado y listo para empezar la siguiente fase de su viaje.

Según el relato de la ESA, después deben ejecutarse una serie de complejas maniobras para que el satélite siga distanciándose de la Tierra, entre las que se incluyen la puesta en funcionamiento en seis ocasiones de los módulos de propulsión del LISA Pathfinder entre el 6 y el 11 de diciembre.

Posteriormente tendrá lugar un viaje de seis semanas en dirección al Sol, hasta su destino final a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, en el denominado punto Lagrange.

Cuando llegue a su destino, a finales de junio, el LISA Pathfinder se deshará de su módulo de propulsión y, después de tres meses de puesta en marcha y distintos procesos de calibrado, la misión científica podrá echar a andar en marzo de 2016.

Tras los pasos de Albert Einstein

El LISA Pathfinder tiene como misión probar una novedosa tecnología que busca, cuando llegue a su destino, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, detectar las ondas gravitacionales que postuló hace un siglo Albert Einstein en su Teoría General de la Relatividad. El objetivo de este satélite es convertirse en un banco de pruebas para conocer si el método tecnológico elegido para ‘cazar’ estas ondas es el adecuado.

El satélite es una versión en miniatura, relativamente hablando, de lo que podría ser LISA, u otra misión futura de detección de ondas gravitatorias. En su interior incluye dos cubos de una aleación de oro y platino de 46 milímetros, suspendidos cada uno en su propio contenedor de vacío y separados por 38 centómetros. Entre ellos se encuentra un interferómetro en un banco óptico de 20×20 centímetros.

Está formado por 22 espejos y difractores de rayos que dirigen dos rayos láser a través del banco. Uno de esos rayos se refleja en las dos masas en caída libre, mientras el otro sólo se desplaza por el banco óptico. Comparando la distancia de los distintos recorridos de ambos haces se pueden monitorizar con precisión los cambios en la orientación y la separación entre las dos masas de prueba, ha explicado la ESA.

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