La decisión del Comité Ejecutivo de UPN de convocar una asamblea para el próximo día 27 de septiembre, marca el camino para la elección de una nueva dirección que deberá abordar un reto vital, como es el de la propia supervivencia de UPN.
En estos momentos, UPN es un partido dividido en el que dos tendencias luchan por alcanzar el poder. Cada una de ellas tienen sus puntos de vista sobre como plantear y llevar a cabo la acción política.
Ayer en la propia ejecutiva se vieron claras; unos abogando por la celebración inmediata de un congreso extraordinario, y otros, por aplicar la norma estatutaria.
Para evitar «males mayores» y conscientes «de la división interna» se optó, por la convocatoria de una asamblea de afiliados para celebrar a finales de este mes, encargada de «poner luz» a corto plazo, en los destinos de esta formación política.
Los retos, aparte de la propia supervivencia, son grandes. Recuperar el gobierno, reforma constitucional, alianzas pre y post electorales, regeneración política, mantenimiento niveles de bienestar, desarrollo, educación, etc.
Afiliados, simpatizantes y votantes deberían tener su oportunidad, para poder manifestar sus ideas, de cara a poder afrontar con garantías de éxito un futuro que se antoja inquietante.