Una de las «leyendas urbanas» más extendidas de las adjudicaciones de obras publicas a empresas privadas, a traves de concursos, adjudicaciones y demás figuras jurídicas, por parte de Ayuntamientos, Diputaciones o Gobiernos autonómicos, es que este tipo de operaciones se hacen, previo abono de la correspondiente «comisión», que ronda entre el 1, 5 y el 10% del coste.
Al ciudadano de «a pie» siempre le ha parecido sospechoso que lo que primero intentan controlar los nuevos equipos de gobierno son las comisiónes de urbanismo.
Ahora se nos descubre, que presuntamente, miembros de Unión Democrática de Cataluña, partido que sustenta al gobierno de Arturo Más, cobraban comisiones del 3, 5 %, por obra adjudicada y que, llevaban haciendolo desde hace mucho tiempo.
Un caso más del mundo de la corrupción que ha imperado y que impera en este país.
Acostumbrado a la política de la subvención, a la forma de «vivir de la politica» y a la corrupción de los % de comisión, no parece que este nuevo caso de corrupción en Cataluña, hubiera tenido más alla de una importancia informativa para este país y , para nosotros, sus ciudadanos -acostumbrados a tanto y tanto- , sino se celebraran elecciones el 27 S esta región. Elecciones en las que sus resultados quieren ser vistos como un plebiscito en el que se diga si se quiere ser catalán sólo o catalán y español.
Los partidos nacionalistas aqui en España han puesto y quitado gobiernos, tanto del PP como del PSOE. No sería de extrañar, que este caso, hubiérase mantenido en un segundo plano durante años, como consecuencia de dichos apoyos.
Los ciudadanos de este país nos merecemos otra forma de entender la política, otra forma de entender la labor que cada uno de nosotros desempeñamos. Aunque bueno, bien mirado, siempre en este país hemos sido «unos pícaros». Una de nuestros géneros literarios más renombrados, ha sido la novela picaresca. ¿quien no conoce el Lazarillo de Tormes?