La dimisión de Yolanda Barcina, ultima presidenta del gobierno de Navarra de UPN, de la presidencia de dicho partido, da por terminado un ciclo y, presumiblemente, le libra, de uno de sus fantasmas de tiempos pasados.
Con Barcina, UPN ha pasado de ser un partido referente y ejemplo en España, a ser oposición y haber dejado a esta comunidad foral, «a los pies de los caballos» de los nacionalismos excluyentes de Bildu y Geroa Bai.
El caso Caja de Ahorros de Navarra, CAN, también ha supuesto una perdida de prestigio para UPN y su presidenta. Los navarros aún no han entendido, pese a ser legal, como se cobraban dietas fabulosas dobles o triples por acudir a reuniones en las que no se decidía nada. Y aquí la presidenta tuvo su parte de responsabilidad. Al tiempo, la CAN seria absorbida por CAIXA, perdiendo los navarros uno de sus referentes.
UPN, en su próximo congreso, deberá «hilar fino», renovarse o morir, aunque mucho nos tememos que su nuevo acercamiento al PP, hoy casi desaparecido en esta comunidad, pueda ser la puntilla, para un partido que si no gobierna tiene muy difícil su supervivencia.
De acuerdo con el análisis. Pero ¿qué opciones le quedan a UPN de cara a las elecciones generales? Si acude sola mal y si lo hace unida al PP peor. Me da la impresión que, de acuerdo con los últimos acontecimientos, no le va quedar otro remedio que presentarse coaligada con el PP para minimizar los presumibles malos resultados.
Aunque más importante que esto me parece que UPN debe realizar de forma inmediata un cambio total en su estructura y en sus caras públicas.