Hace un par de semanas, y durante tres días, el gobierno chino devaluó su moneda para insuflar «aire» a su economía. Esta
devaluación provocó el caos en las bolsas asiáticas, pero también ha tenido su repercusión en las plazas españolas.
El gobierno chino ha comentado que esta actuación se había llevado a cabo para reajustar su economía. «Hay confianza» dice también el gobierno chino, puesto que espera recuperar el valor del yuan, a través de la adquisición de divisas.
Esta afirmación es la que ha provocado que se hable, por parte de algunos analistas, de la posibilidad de una guerra de divisas.
La divisa extranjera es la moneda que acumula cualquier país para beneficiar sus intercambios comerciales y, así, evitar el gasto en cambiar su moneda, por dolares -la moneda patrón en las relaciones internacionales- o por euros -la moneda patrón en Europa-. Si un país como China, acumula moneda extranjera al tener un gran volumen de negocio, otros no lo podrán hacer y llegarán los problemas.
A una situación económica mala, todavía estas operaciones pudieran provocar un colapso económico mundial de magnitudes considerables. Organizaciones como OMC, FMI y demás, deberían adoptar las medidas adecuadas para evitar esta situación.