«En España, la cultura siempre ha sido una herramienta en manos de la política»
Cuenta las aventuras y viajes a París, de dos miembros de la Real Academia, en busca de una enciclopedia prohibida en España (Alfaguara).
A finales del siglo XVIII, dos académicos de la RAE recorren las 265 leguas que separan Madrid del París de las tertulias y los cabarets con el objetivo de dejar atrás siglos de oscuridad y comprar la primera edición de L’Encyclopédie de D’Alembert y Diderot, prohibida en España. Don Hermógenes Molina, bibliotecario de la Real Academia Española, es un hombre religioso que intenta tender puentes entre la razón y su fe. El almirante Don Pedro Zárate es más bien un científico cartesiano, escéptico, frío, racional. Estos dos hombres tan dispares emprenden una peligrosa aventura de libros y amistad, que tiene como territorio los diálogos y la cultura.
El siglo XVIII que describe Pérez-Reverte es, en su opinión, el momento en que se empezó a concebir la cultura como un mecanismo para mejorar el mundo y para educar a los pueblos. «Fue la gran oportunidad, teníamos gente preparada, marinos y militares que leían. España se jugó el futuro y lo perdió, porque los hombres buenos que intentaron cambiarlo fueron fusilados, exiliados, encarcelados o acallados». El problema de nuestro país es que «la Ilustración tropezó siempre con el trono y el altar». El último intento se dio en 1936: «desde entonces sólo hemos tenido gobiernos que han usado la cultura como herramienta de poder, nunca como herramienta de Educación. En España, la cultura siempre ha sido una herramienta en manos de la política. La política nunca ha sido una herramienta para mejorar la cultura».
Pérez-Reverte cree que España es un país en el que se confunden mucho las cosas. «Quien más grita cree que tiene más argumentos». «Al adversario no quieres convencerlo, quieres vencerlo y, a ser posible, exterminarlo. Esa especie de vileza, de saña histórica y genética del español sólo se combate con cultura, pero por desgracia la cultura nos ha sido negada por aquellos que tenían el deber de administrarla y de proporcionarla».
Esta novela «optimista», según su autor, contiene una lección moral que tiene que ver mucho con el presente. «Es evidente que un pueblo que prefiere ver ‘Sálvame’ a ver ‘Salvados’ está condenado a ser borrego, degollable y esclavo toda su vida». «El problema es que antes el inculto intentaba pasar desapercibido, que no se notara, disimular y aprender. Ahora asistimos a una especie de ostentación de la barbarie». «La cultura ha dejado de ser un requisito para ser aceptado socialmente».
El autor de obras como la saga Alatriste, ‘La piel del tambor’, ‘La carta esférica’ o ‘El club Dumas’ concibe su nueva novela como un tributo a la Real Academia Española (ocupa el sillón T desde el año 2003). «Debía este homenaje a la RAE, a mis compañeros, hombres buenos, a los que conocí y a los que todavía están allí». En la novela descubrimos que todos los académicos sospechan que Pérez-Reverte escribe una historia de asesinatos en la Real Academia, con Francisco Rico como primera víctima. Todos quieren ser el asesino de esa novela que se debería titular «Limpia, mata y da esplendor».