El equipo investigador confía en hallar los restos del novelista en la cripta de las Trinitarias
Miguel de Cervantes fue un soldado sin fortuna. Murió en Madrid arruinado. El cuerpo cosido a balazos. Fue enterrado en la iglesia de un convento tan pequeña como el portal de una casa.
Nada más se supo de él. Hasta que las noticias de una novela fantástica protagonizada por un caballero llamado Don Quijote lo rescataron del olvido. Pero entonces nadie sabía dónde estaba su tumba. Cuatro siglos después,España se propone hacerle justicia.
El equipo que busca a Miguel de Cervantes en el convento de San Ildefonso de las monjas Trinitarias de Madrid ha prolongado otra semana su estancia en la cripta, donde se encontró la tabla con las iniciales M.C, un hallazgo importante, que, junto a otros descubrimientos, hace pensar a los técnicos que el resultado será positivo.
Esperanzas de culminar con éxito el hallazgo
En ese recinto de unos 70 metros cuadrados ubicado a unos cinco metros de profundidad hay varias sepulturas y una treintena de nichos que aún no se han terminado de revisar: en uno de ellos apareció la tabla con las iniciales M.C. junto con restos óseos de una decena de personas y materiales como ladrillos, arenas o tablas.
Además, de no hallarse en este enclave, cabe la posibilidad de que sus despojos mortales, tras la erección de un nuevo templo en 1673, se encuentren en alguno de los 36 nichos de la cripta, tres de ellos presumiblemente vacíos, que la cámara alberga.
Asimismo, si no los hallaran en el enterramiento parietal que define la zona frontal de la cripta, los despojos mortales óseos de Cervantes podrían encontrarse a los pies del altar de la Inmaculada, en el suelo del templo conventual modificado por el alarife Marcos López. Ese altar dista muy poco del techo de la cripta.
Qué se hará con los restos del genial novelista?
Si se localiza, la siguiente incógnita ya será más sencilla de resolver: ¿Qué se hará con Cervantes? Pese a que el equipo siempre ha dicho que no saldrían del convento, serán las religiosas que en él residen las que tendrán la última palabra.
Y según el Arzobispado caben todas las posibilidades: desde que no se permita entrar a ver los restos hasta que éstos sean extraídos del lugar y depositados en un museo, pasando por su exhibición en la propia iglesia.
A un año de celebrar el cuarto centenario de su muerte y en plena conmemoración de los 400 años de la segunda parte del Quijote, los investigadores creen estar muy cerca -«la búsqueda va muy bien», dicen- de encontrar los restos del escritor español más universal.
