En mi trabajo como investigador sumido en una tesis doctoral, llevo a cabo una ardua labor de hemeroteca que me ha permitido leer cómo hace no mucho se llevó a cabo en Pamplona una manifestación contra la LOMCE, en la que un grupo de manifestantes portaba una pancarta con una imagen de San José María Escrivá de Balaguer, quien tenía en sus manos un libro con las siglas “LOMCE”. La manifestación fue arropada, como cabe suponer, por gente en su mayoría de la Izquierda Abertzale.
Bien es sabido la “manía” que esta gente le tiene al Opus Dei: le acusan de disgregar a Navarra del proyecto preautonómico vasco allá por 1977, así como de hacer una marcada “apología del españolismo”. Por ende, adjudican a la Universidad de Navarra la autoría de la Ley de Mejora Educativa, inspirada divinamente por el Santo de Torreciudad.
Quisiera trasnmitirles en estas líneas lo muy equivocados que están. En primer lugar, porque asocian al Opus Dei con una ideología política que la organización no impone a sus miembros. Para muestra, Rafael Larreina, diputado de Amaiur en las Cortes españolas, y en la otra punta el ministro Fernández Díaz, ambos miembros de la Obra. Deben saber que el nuncio torpedeó, en la época de Franco, las comunicaciones entre el Papa y San José María, por negarse este segundo a tomar parte en un proyecto político que el delegado del Vaticano preparaba en nuestro país, intentando aglutinar a todos los cristianos en un solo partido político, cosa a la que el Fundador se negó por entender que la política corre a cargo del criterio de cada cual.
Del mismo modo, tomar a la Organización como enemiga del pueblo vasco es otra patraña que engloba el número de enemigos políticos de esta gente. Deberían conocer que la Obra se organiza allende las fronteras en regiones, que pueden coincidir o no con los límites oficiales de un estado. En el caso español, todo el estado es una región, que por su complegidad poliédrica social se divide a su vez en delegaciones, una de las cuales es la Delegación de Pamplona, que abarca toda la Comunidad Foral de Navarra y las tres provincias vascas con sus correspondientes enclaves – esto es, en el argot abertzale, Hego Euskal Herria o País Vasco Sur –. Por lo tanto, no tiene sentido acusar a la Obra de “separatismo navarrista” ni llamarla enemiga de tal o cual. Si actualmente Navarra es una comunidad foral independiente de la vasca y cuenta con su propio distrito universitario es por decisión de los parlamentarios de UCD salidos de la urnas en el año 1977, quienes diseñaron el territorio en base a sus ideas políticas de organización y gestión de las regiones, no del Opus Dei.
Y en lo que refiere a la Universidad de Navarra, ésta fue independiente desde que se creó. Franco obligó a formalizarla como universidad católica, pues es bien sabido que el Caudillo no soportaba que ninguna organización educativa funcionase fuera de su control omnipotente. El embrollo de los distritos universitarios vino con la democracia y los partidos, obsesionados cada cual por sus ideas sobre Navarra.
Concluyendo, no cabe acusar al Opus de participar ni en el diseño ni aprobación de la LOMCE, y menos de fomentar el supuesto anti-vasquismo. Quien ha permitido que la LOMCE se introduzca en nuestro sistema educativo foral ha sido UPN bajo su propio criterio. Dentro de la Obra hallaréis detractores y favorables a la Ley de Mejora Educativa, así también favorables a la Navarra “foral y española” o al “Nafarroa Euskadi da”, siempre en base al criterio que libremente escoja cada cual.
Aitor Castañeda Zumeta, Doctorando en Comunicaciones Sociales por la Universidad del País Vasco
