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El cerebro de los psicópatas violentos no puede entender el castigo

El cerebro de los psicópatas violentos no puede entender el castigo

 

 

Cerebro psicópata

Los criminales regulares son hipersensibles a la amenaza, irascibles y agresivos; los psicópatas tienen una respuesta baja a las amenazas, son fríos y su agresividad es premeditada», detalla uno de los autores del estudio

Científicos que escanearon el cerebro de hombres condenados por asesinato, violación y ataques violentos hallaron la evidencia más fuerte hasta el momento de que los psicópatas tienen anormalidades estructurales en el cerebro.

Durante el siglo XIX se extendió una corriente científica, la frenopatía, que pensaba (entre otras cosas) que los delincuentes lo eran porque su cerebro estaba alterado respecto al de las personas no delincuentes. Después de medir muchos cráneos y observar muchos cerebros de criminales de la época no llegaron, obviamente, a ninguna conclusión práctica. Un siglo después, el afinamiento de las técnicas de observación abre la puerta a investigaciones que intentan encontrar la relación entre la actividad cerebral medible por procedimientos físico-químicos y el comportamiento. Se trata de investigaciones básicas que dan los primeros pasos en esta dirección pero que están lejos de obtener resultados concluyentes y mucho más lejos todavía de ofrecer soluciones específicas a los desórdenes mentales. Pero hasta el camino más largo empieza con unos primeros pasos.

Un psicópata es una persona incapaz de empatizar con otros o de sentir remordimientos. Estos individuos suelen interactuar, además, con el resto de las personas como si éstas fuesen objetos a los que utilizar, para conseguir sus propios fines.

Según investigadores de la Universidad de Montreal y del Instituto Universitario de Salud Mental de Montreal (Canadá), se calcula que uno de cada cinco delincuentes violentos padece una psicopatía.
En un comunicado de la Universidad de Montreal difundido por AlphaGalileo, se explica que la investigación consistió en realizar escáneres de resonancia magnética a los cerebros de un grupo de personas, mientras estas completaban una tarea de combinación de imágenes.

Los psicópatas violentos tienen anormalidades en las partes del cerebro relacionadas con el aprendizaje del castigo.  Tienen altas tasas de reincidencia y no se benefician de los programas de rehabilitación. Una reciente  investigación revela por qué sucede esto y puede ayudar a desarrollar intervenciones desde la infancia para prevenir la violencia y terapias del comportamiento que reduzcan la reincidencia o al menos así lo explica el profesor Hopkins de la Universidad de Montreal.

Para desarrollar programas que prevengan la delincuencia y programas de rehabilitación que reduzca la reincidencia es esencial identificar los mecanismos neuronales qu subyacen en el comportamiento violento persistente.

“Hemos estado usando resonancia magnética para estudiar la estructura del cerebro y su comportamiento en una muestra de delincuentes violentos de Inglaterra, un grupo con psicopatías y otro sin ellas, a la vez que estudiábamos a un grupo de no delincuentes sanos. Hemos encontrado anormalidades estructurales en la materia gris y en secciones específicas de la materia blanca entre los delincuentes violentos con psicopatías”.

Han participado en el estudio 12 delincuentes violentos con desórdenes de personalidad y psicopatía, 20 delincuentes violentos con desórdenes de personalidad pero sin psicopatía y 18 no delincuentes sanos. Los delincuentes han sido condenados por asesinato, violación intento de asesinato o lesiones y fueron reclutados entre la población penitenciaria del Reino Unido.

A la hora de seleccionar un comportamiento correcto es esencial aprender del castigo, bien real, bien imaginario. La mayoría de los individuos no se coloca delante de un autobús porque simplemente pueden imaginar las consecuencias para ellos si el autobús les alcanza. Los delincuentes tampoco se colocan normalmente enfrente de los autobuses lo que sugiere que también pueden aprender del castigo. En la infancia tanto los delincuentes psicopáticos como los no psicopáticos son repetidamente castigados por progenitores y educadores por romper las reglas y desde su juventud sufren repetidos arrestos aunque persisten en mantener sus comportamientos violentos hacia otros de donde se deduce que el castigo no parece modificar su comportamiento.

Los problemas de conducta y los antecedentes de la psicopatía emergen en etapas tempranas de la vida cuándo el aprendizaje tiene el potencial de alterar la estructura cerebral. Programas que enseñan a las familias habilidades para reducir problemas de conducta entre sus hijos ayudan a reducir los daños infringidos a familiares y amigos en etapas tempranas de la vida. Los resultados de estas investigaciones facilitan pistas acerca de los mecanismos neuronales que caracterizan a los delincuentes violentos y pueden ser utilizados entre otras cosas para diseñar programas que ayuden a la reducción de la reincidencia.

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