Reforma electoral, convertir al Senado en una cámara de representación territorial y luchar contra la corrupción, han sido los temas que el presidente del Parlamento Foral navarro ha hecho hincapié en la reunión de presidentes autonómicos celebrada en Madrid.
Nadie puede decir que no sean buenas ideas, pero habría que preguntarse sino se quedaran en eso, en solo buenas palabras.
Una necesaria reforma electoral, debería ir encaminada a poner equilibrio entre los grandes partidos -hoy premiados por la ley D´hont- y los pequeños –castigados si se presentan en todo el país obteniendo menos representantes que otros que sólo se presentan en una comunidad autónoma para quedar representados en la cámara legislativa nacional-.
Una necesaria reforma del Senado podría implizr también que dejara de ser un órgano de retiro “dorado” y que se constituyera en una autentica cámara de representación regional, con capacidad legislativa plena, sin necesidad, como hoy ocurre, de que sus decisiones tienen que ser ratificadas por la otra cámara de representación, el Congreso.
La lucha contra la corrupción, lacra de la sociedad en la que vivimos, debería empezar por ser considerada no como un medio para “ganarse la vida”, sino un medio para satisfacer las demandas de los ciudadanos.
