La Selección Española de fútbol ha dicho adiós a un año horrible en el que de 12 partidos oficiales disputados (amistosos y de competición), ha ganado 7 y ha perdido 5. Precisamente, dos de esas derrotas se produjeron en el Campeonato del mundo que se jugó en Brasil, lo que supuso la eliminación del equipo nacional a las primeras de cambio, sin pasar a los enfrentamientos de octavos. Todo un fracaso para una selección defensora del título conseguido cuatro años antes y vigente campeona de Europa.
En 2014, en el que todo ha sido diferente en comparación con la época gloriosa de los dos títulos continentales y el Mundial, se ha roto una trayectoria brillante conseguida con trabajo, esfuerzo y sacrificio. La edad no perdona y los rivales tampoco respetan esos galones conseguidos en el césped. Y ayer se perdió ante Alemania algo más que un partido amistoso.
Se perdió 0-1 muy al final, sí. Pero para entonces ya se había perdido sobre el campo el dominio del balón y la posesión, algo muy nuestro desde hacía ocho años. Se perdió también la imagen de equipo compacto y armado que juega de memoria. Se perdió un esquema de equipo donde, dado el carácter amistoso y las ausencias por renuncia definitiva a la Selección, se dio entrada a muchos jugadores que no se entienden con los demás. Y por perder este año, se puede aludir también a que se ha perdido esa tradicional imagen de ‘la Roja’ (como acuñó el Sabio de Hortaleza, Luis Aragonés) con pantalón azul y camiseta roja. Lo de recuperar las medias negras sería ya para nota.
Faltan cuatro meses para el próximo partido del equipo nacional y hay tiempo para recuperar parte del prestigio perdido sobre el campo. Pero sin duda, se trata de recuperar también las señas de identidad propias, empezando por la indumentaria ‘de siempre’.