Hemos conocido la feliz noticia cultural y tecnológico-arqueológica del descubrimiento en Indonesia de 12 pinturas rupestres que, según los análisis, datan de 39.900 años atrás. Dato que «rivaliza» con el más antiguo conocido de 40.800 años en Cantabria, España.
La rivalidad está en 900 años que favorecen a España, lo que todavía nos posiciona como los primeros en el ranking. Todo descubrimiento es bienvenido, porque todo descubrimiento habla, indica, razona y evidencia (o confirma en su caso) nuestro pasado histórico y humano. Pero lo importante es qué dirán los descubridores y científicos al respecto de lo que encuentran y ven. La información puede ser sesgada, intuitiva, aproximada a lo que creen e incluso contradictoria.
La responsabilidad es importante, porque con la existencia concreta de datos tangibles se puede llegar a confabular la realidad y dar un mensaje puramente dirigido por la interpretación intuitiva e innovadora de la arqueología y de aquello que se quiere difundir, desde la concepción de la historia y del hombre hasta la evolución y mutaciones del mismo. Además los descubrimientos, generalmente, sufren un proceso de adecuación y aproximación a lo que los científicos creen que fue o que hubiera sido. Se reconstruyen, se recomponen… Sufren una variación.
Hay una curiosidad en estas últimas pinturas rupestres de casi 40.000 años, según la imagen facilitada, la mano no es una mano peluda, de hombre-mono o primate Neanderthal de la época. ¿casualidad? ¿error en las fechas? ¿reconstrucción de la imagen?
Sea como fuere, el hecho existe, el descubrimiento existe y el dato del tiempo parece que también. Queda que trasladen más aproximaciones a la época que confirmen o pongan en entredicho ala especie humana.
Directora NI
Fenomenal artículo!!