Ashley Bridges consiguió dar a luz a su hija, pero ahora podría no quedarle tiempo para disfrutarla. Con apenas 10 semanas de gestación, se le diagnosticó un cáncer de huesos y se le recomendó empezar un tratamiento de quimioterapia, el cual acabaría con su embarazo. Su respuesta fue apostar por la vida, la de su bebé.
«No hay forma en la que yo matara a un bebé sano por estar enferma», es la respuesta que esta joven estadounidense de 24 años dió cuando tomó su decisión de rechazar el tratamiento de quimioterapia para el cáncer de huesos que se le diagnosticó, tal y como recoge CBS.
El sacrificio que Ashley ha realizado, poder dar a luz a su hija Paisley, ha tenido sus consecuencias. A los ocho meses de gestación, los médicos que controlaban la enfermedad le comunicaron que esta se había extendido por no haber realizado el tratamiento a tiempo. «Ahí fue cuando me dijeron que era terminal», asegura Ashley.
Tras haber dado a luz, la joven se ha estado sometiendo al tratamiento, pero a pesar de los esfuerzos, los especialistas no creen que le quede más de un año de vida. «Siento que he hecho todo lo que he podido por mantener sana y a salvo a Paisley, pero me se me hace duro saber que no la podré ver crecer», dijo la joven que también tiene otro hijo de 6 años. «Tal vez yo no deba estar aquí y ella sí», asegura Ashley.