El juzgado de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional ha rechazado el recurso del etarra Ibon Iparraguirre para acceder al tercer grado en atención a su enfermedad. El interno, que padece sida, fue detenido en enero de 2010 y condenado a 299 años de prisión por 18 asesinatos frustrados por el atentado con coche bomba contra la comisaría de la Ertzaintza de Ondarroa (Vizcaya).
Desde el mes de octubre de 2011, la Audiencia Nacional puso a Iparraguirre en libertad provisional a la espera de juicio para que pudiera tratarse del virus VIH. Tras la condena, el tribunal ordenó su ingreso en prisión, que se produjo el pasado mes de marzo.
Los abogados de Iparraguirre recurrieron el ingreso en segundo grado. El juez de Vigilancia Penitenciaria, José Luis de Castro, rechazó ayer este recurso por dos motivos. El primero es puramente penitenciario: el preso etarra ha mostrado a lo largo de su encarcelamiento una “adhesión plena” a los postulados de ETA. Iparragirre “no ha realizado autocrítica, ni muestra arrepentimiento por los delitos cometidos”, sostiene el magistrado. Tampoco ha pedido perdón a sus víctimas ni tiene voluntad de asumir el pago de la responsabilidad civil.
El segundo motivo para denegar la excarcelación es médico. El etarra, que se mantiene en situación estable, se niega a someterse a tratamiento antirretroviral. El estado de salud de Iparraguirre, según los informes forenses, le permiten llevar una vida normal en prisión. El juez deja la puerta abierta a modificar la situación penitenciaria del etarra si su enfermedad se agravara.
Atentado contra comisaría de la Ertzaintza en Ondarroa
El 21 de septiembre de 2008, a las 4:35 de la madrugada, la localidad vizcaína de Ondarroa se despertó sobresaltada en medio de sus fiestas patronales. Un Peugeot 307 cargado con 100 kilos de amonal explotaba frente a la comisaría de la Ertzaintza, en la calle Zaldabide. En el edificio había en ese momento 13 agentes de la policía autónoma vasca, que sufrieron lesiones de distinta consideración, al igual que cinco civiles. La explosión provocó enormes daños en la comisaría, que tuvo que ser reconstruida. Asimismo, 425 inmuebles y 85 vehículos sufrieron estragos. En la calzada, donde los terroristas aparcaron el coche bomba, quedó un cráter de tres metros de diámetro. Los daños sumaron 4,47 millones de euros.
Los dos miembros de ETA que colocaron el artefacto, Ibon Iparraguirre y Asier Badiola, naturales de Ondarroa, han sido condenados a 299 años de prisión. La Sección Segunda de la Audiencia Nacional les considera culpables de 13 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa contra miembros de la Ertzaintza –penados con 17 años de cárcel cada uno-; otros cinco delitos similares contra personas civiles –penados con 12 años- y un delito de estragos terroristas. El límite de cumplimiento efectivo será de 40 años y los beneficios penitenciarios se computarán de acuerdo a la totalidad de las penas impuestas en la sentencia. Además, Iparraguirre y Badiola, que tienen 40 y 33 años respectivamente y fueron detenidos en enero de 2010, no podrán regresar a su pueblo hasta pasados 10 años del cumplimiento de la pena de prisión, esto es, hasta el año 2060.
