Ayer dimitía el ministro Gallardón. Hoy dimite uno de los cargos nombrados por el PP, González Echenique, presidente de RTVE, ente público de la comunicación en España.
Lo hace por falta de presupuesto para ajustar las cuentas y acabar con los números rojos, pero considerando que dilapida el dinero, los 130 millones de euros que, parece, estaban comprometidos por Montoro, no los va a tener. Por lo que Echenique dimite. Aunque mañana en el Consejo de
Ministros de los viernes, se conocerá la cantidad millonaria que el ejecutivo va a destinar para la financiación del «ente» público de RTVE.
RTVE es un saco roto de gasto y deuda. Cambia de presidente y cargos con los cambios de gobierno y legislatura. Es decir tiene el color del partido político que gobierna en ese momento. Año tras año, legislatura tras legislatura, nos encontramos con lo mismo: una deuda dramáticamente alta y un desmesurado gasto cercano al despilfarro que no deja acometer las verdaderas necesidades del medio de comunicación.
Todas las medidas que se toman en las distintas legislaturas (es decir con los distintos colores de partido) son superfluas e insuficientes. Nadie consigue reconducir económicamente este pozo sin fondo. Y los gobiernos siguen y siguen concediendo partidas presupuestarias para el «ente» y sin pedir responsabilidades.
¿Por qué no se exige a quien se va a designar para gestionar y dirigir el «ente» una serie de medidas, un proyecto, un estudio económico, un plan de trabajo, organización y estructura, un plan de viavilidad… para saber qué va a hacer con los millones de euros que se adjudican a RTVE?
No olvidemos que ese dinero es de los españoles.
Sea como fuere, es lamentable que ningún gobierno democrático haya conseguido poner «orden» político y económico en un «ente» público de comunicación.
Directora NI
