El ministro español de Economía, Luis de Guindos, advierte en la reunión del G20 en la ciudad australiana de Cairns, de que la economía española no es inmune a la desaceleración de la eurozona, que a su parecer ha tenido un impacto tanto en los flujos comerciales como en las expectativas.
«La economía española no es absolutamente inmune a lo que ocurre en Europa», dijo De Guindos al término de una reunión de dos días de los ministros de Economía y presidentes de los bancos centrales del G20, preparatoria para la cumbre de líderes en noviembre en la ciudad de Brisbane.
En la oposición, Rajoy, y no sin fundamento en muchos de sus reproches, echaba la culpa de todo a Zapatero, porque la crisis no era global sino generada por uno de los gobernantes más nefastos de la historia reciente de España.
Aunque no se pueda negar la influencia de la economía mundial, alguna responsabilidad habrá también el actual gobierno y su gestión económica y estrategias seguidas para sacarnos de la crisis y no solo de la herencia nefasta recibida por el gobierno socialista. Herencia, por otra parte, condecorada por Mariano Rajoy con la medalla de «Isabel, la Católica».
Y si esto es así, ¿dónde queda el «Cabo de Hornos», «La recuperación ha llegado para quedarse», «Las raíces profundas», «La velocidad de crucero» o » los analistas del mundo miran a España «con admiración y sorpresa»?
Parece que si España va bien el merito es del gobierno actual, nada tiene que ver la mejora de la economía mundial. Al contrario, la economía internacional mejoraba gracias a España, la nueva locomotora europea. Sin embargo, ahora la cosa puede ir mal y es culpa de otras economías.
Directora NI
