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El Gobierno pide al Vaticano que frene a los obispos catalanes que predican la secesión

El Gobierno pide al Vaticano que frene a los obispos catalanes que predican la secesión
La vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, a su llegada a la Santa Sede. (EFE).
La vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, a su llegada a la Santa Sede. (EFE).

La reforma del aborto y el desafío separatista en Cataluña se cruzan en las relaciones del Gobierno con el Vaticano. El disgusto de la Iglesia con la posible renuncia de Mariano Rajoy a cumplir con su programa electoral en la materia se ha juntado con las quejas que el Gobierno hace llegar a la Santa Sede por el respaldo de obispos catalanes como el de Solsona o el abad de Montserrat al proyecto secesionista de Artur Mas y Oriol Junqueras.

La Conferencia Episcopal Española defiende formalmente la unidad de España como “un bien moral que se debe cuidar y mantener”, mientras buena parte de la jerarquía eclesiástica en Cataluña se manifiesta nacionalista, partidaria del llamado derecho de autodeterminación y de la consulta independentista del día 9 de noviembre.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, visitó el pasado lunes el Vaticano con el objetivo oficial de reiterar la invitación al Papa para que visite España el próximo año con motivo de los actos del V Centenario de Santa Teresa. Pero, según declaró ella misma en Roma, también trató con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, sobre la situación económica y social de España y de “la necesidad de una Europa unida y fuerte”. Fue la respuesta de la número dos del Ejecutivo español a la pregunta sobre si había abordado con el representante de Su Santidad el problema de Cataluña y Escocia.

El Gobierno no tiene queja alguna de la actitud de la Conferencia Episcopal ante el reto separatista en Cataluña, pero observa con gran preocupación el grado de entrega de la jerarquía eclesiástica de esta comunidad (tradicionalmente de tendencias nacionalistas) a la causa de Mas, incluso una vez que Convergència se ha pasado al independentismo. Y pese a que UDC, de origen democristiano, marcó distancias desde el principio con la apuesta del presidente de la Generalitat por la ruptura.

Según fuentes del sector del PP mejor relacionado con la Iglesia, el Ejecutivo ha tenido que reiterar mensajes al Vaticano para pedir que presione directa o indirectamente a sus representantes en Cataluña que predican a favor de la independencia, del proceso, y avalan las teorías más ultras de CiU y ERC.

Los obispos catalanes, con la excepción de José Ángel Saiz (Tarrasa), siguen las pautas del nacionalismo en el poder al pie de la letra, se refieren a Cataluña como nación y comparten la defensa del catalán como lengua única. Algunos han dado ahora el paso de postular el derecho de autodeterminación con la teoría de que está avalado por la doctrina social de la Iglesia y hasta avalan el mito de Cataluña como nación sometida y espoliada, el “España nos roba”. Son los casos del obispo de Solsona, Xavier Novell, o de Sebastià Taltavull, auxiliar de Barcelona, este con algunos matices más conciliadores.

Según los mismos medios, en el trasfondo de las quejas y el seguimiento que el Gobierno se ve obligado a hacer del apoyo de la jerarquía eclesiástica al reto independentista está además el problema de la sucesión del titular de la diócesis de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, también nacionalista pero moderado si se compara con algunos aspirantes al cargo: el citado Taltavull y el preferido del bloque separatista, el abad de Montserrat, Josep Maria Soler, quien llama a participar en la consulta separatista como un dirigente de ERC más.

La Iglesia ha tenido que retrasar el relevo de Sistach ante la división interna de sus principales responsables en España y, dentro de ella, en las diócesis catalanas. Soler ya tuvo que ser reprendido por la Nunciatura Apostólica en España cuando dijo en enero pasado que el Vaticano estaría dispuesto a reconocer a Cataluña como Estado si se independizara. “Es una opinión personal que no refleja en absoluto la posición de la Santa Sede”, tuvo que aclarar la embajada del Papa en comunicado oficial.

En los medios de comunicación se mueve muy activamente una monja, la benedictina Teresa Forcades, que bendice todos los fastos independentistas y, con el hábito puesto, defiende la doctrina nacionalista en todos sus extremos. Se ha convertido en la referencia de la Iglesia de base para el independentismo catalán.

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