Los datos de siniestralidad laboral publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social correspondientes al periodo de enero a mayo de 2014 muestran un preocupante aumento de los accidentes de trabajo con baja respecto al mismo periodo del año anterior. Dicho aumento, que no se corresponde con el ritmo de la actividad económica, se produce tanto en términos absolutos como relativos (índices de incidencia).
Entre enero y mayo de 2014 Navarra contabilizó 258,4 accidentes de trabajo por cada 100.000 trabajadores frente a los 251,6 que se registraron en el conjunto del estado. El índice de incidencia crece un 7,4% respecto al año anterior en la comunidad foral frente al 5,9% nacional.
En concreto se registraron 2.709 accidentes en jornada, de los cuales 2.681 fueron leves (176 más que en el año anterior), 26 graves (4 más) y 2 mortales (2 menos). Además se registraron 291 accidentes in itinere (288 leves, 3 graves y ningún mortal). El índice de incidencia fue de 258,4 accidentes por cada 100.000 trabajadores siendo más alto en la construcción (522,0), industria (396,1) y agrario (332,7) y menor en servicios (176,4). Todos los sectores vieron incrementar su índice de incidencia: un 11,6% en servicios, 9,6% en construcción, 7,1% en el sector agrario y un 4,7% en industria.
El índice de incidencia de accidentes de trabajo con baja se calcula dividiendo el número de accidentes de trabajo con baja por el número de trabajadores y trabajadoras asegurados contra esa contingencia. Este índice ha venido mostrando en los últimos años una reducción constante hasta este momento. A lo que tendríamos que añadir, que si cambiáramos el denominador, y en lugar de poner el número de trabajadores asegurados, incluyéramos su equivalente en jornadas completas, la incidencia de los accidentes aumentaría muchísimo más. Un aumento que sería mayor si, además, mejorásemos la toma de datos sobre accidentes laborales y enfermedades profesionales identificando todos los que se cuelan como enfermedad común.
Para CCOO, “estas cifras confirman lo que los sindicatos venimos denunciando desde hace tiempo: la prevención de riesgos laborales está siendo la primera víctima de la falta de inversiones en las empresas, de los recortes en las administraciones públicas y de las políticas neoliberales de los gobiernos. Las transformaciones operadas en el mercado de trabajo (aumento del empleo temporal y a tiempo parcial unido a una altísima rotación en los puestos de trabajo) impiden articular de forma eficaz la prevención. La consecuencia es un deterioro de las condiciones de trabajo y un aumento de los accidentes y del sufrimiento de los trabajadores”.
En opinión de CCOO “hay que tener en cuenta que los accidentes sólo constituyen la punta del iceberg de los daños ocasionados por el trabajo ya que la mayoría corresponde a enfermedades, a pesar de su escasa notificación”. A juicio del sindicato “la reforma laboral, la desregulación normativa en materia de prevención o las reformas de la Ley de Prevención o de Mutuas; unido a la poca vigilancia y control por parte de la Administración, propicia que las empresas descuiden las labores de prevención”.
