Nada más sancionar con su firma la ley orgánica de su abdicación, el Rey se ha dirigido al lugar que ocupaba al inicio del acto y, tras besar a la Reina Sofía y abrazar a su hijo, le ha cedido el sitio que ocupaba. Después las infantas Leonor y Sofía se han acercado a besarle.
La Casa Real ya había avanzado que no habría discursos, pero sí gestos. Y los hubo. Fue una ceremonia de abdicación breve y sencilla, de no más de media hora de duración. Pero estuvo llena de significado. Los cuatro grandes protagonistas (Don Juan Carlos, Doña Sofía, Don Felipe y Doña Letizia) dejaron alguna imagen para la posteridad.
Por encima de todo, destacó el abrazo del rey saliente con el entrante. Cuando volvía de firmar la Ley de Abdicación, Don Juan Carlos se dirigió a su hijo, le abrazó y le cambió el sitio. El lugar preferente pasaba entonces a ser ocupado por Don Felipe. Con esta imagen, el Rey dejaba claro que a partir de ahora el asiento de honor ya no le pertenece a Juan Carlos de Borbón, sino a Felipe VI.