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OPINIÓN: El Rafita en la calle y De Juana Chaos, de compras en Venezuela ¿Hay Justicia?

OPINIÓN: El Rafita en la calle y De Juana Chaos, de compras en Venezuela ¿Hay Justicia?

 

Manuel Artero, periodista
Manuel Artero, periodista

Me atraganta el desayuno la noticia que no recogen todos los periódicos. Leo en el ABC que el Rafita, el asesino de Sandra Palo sólo ha cumplido 8 de los 10 meses y medio de su última pena. Y que en libertad, volvió a Alcorcón el pasado 20 de abril, en un piso okupado por unos allegados.

Olvidamos pronto en esta piel de toro deshilachada, pero desde los noventa colea en España le Ley del menor que los políticos no se han atrevido a redactar.  Y el Rafita representa hoy la carestía.

Yo lo recuerdo como si fuera ayer. Me encuentro en las marismas de San Fernando con todo el pueblo de manifestación en contra de la Ley del menor. Acaba de comenzar el mes de Junio del 2000 y hace calor aunque el sol se pone su vestido  rojo del atardecer atlántico. Callada, indignada, solemne, la gente, casi todo el pueblo desfila, en apoyo de unos padres que acaban de perder a su hija Clara de dieciséis años, asesinada por dos amigas, Iría y Raquel, que le han clavado 32 puñaladas mortales para probar que se siente al matar.

Le seguí la pista muy de cerca al crimen y nunca olvidaré a ese padre noble y buena educación, que no podía dormir al saber que, mas tarde o mas temprano, se encontraría al comprar el pan a las asesinas de su hija.

Un mes antes, en Abril, estuve  en Santiago el Menor (Murcia) , donde otro joven de 16 años, José Rabadán, salió una noche de su habitación con una Katana en la mano (espada japonesa), se acercó al dormitorio de sus padres, y de un certero espadazo segó el cuello de su madre, luego mató a su padre y a continuación rebanó a su hermana.

Dos días después del asesinato, tuve el privilegio de hablar con un inspector de la Policía Nacional de España que investigaba el caso. Un auténtico y experimentado investigador que de una manera callada y anónima había resuelto ya varios e importantes crímenes.

No olvidaré una de las frases que me dedicó: “Por mi oficio he visto muchas cosas, pero nunca podré olvidar la sangre desparrama por todo el piso de ochenta metros cuadrados”.

Recuerdo hoy también que los socialistas de Zapatero no quisieron  en ocho años ni mencionar la “Ley del menor”. Como antes Azanr y ahora Rajoy.

Y el problema es de todos nosotros que vemos en libertad a unos  asesinos que ni tan siquiera con los privilegios con que cuentan por matar, torturar y violar con menos de dieciocho años, se rehabilitan. Ahí esta el caso de “el Rafita” y Sandra Palo. Ahí están los violadores y terroristas en la calle por la doctrina Parot y de Juana Chaos de compras en un complejo residencial de Venezuela. Bolinaga de pinchos con sus amigos y una madre por quemar al violador de su hija en la cárcel.

¿ Hay justicia?

Me atraganta el desayuno la noticia que no recogen todos los periódicos. Leo en el ABC que el Rafita, el asesino de Sandra Palo sólo ha cumplido 8 de los 10 meses y medio de su última pena. Y que en libertad, volvió a Alcorcón el pasado 20 de abril, en un piso okupado por unos allegados.

Olvidamos pronto en esta piel de toro deshilachada, pero desde los noventa colea en España le Ley del menor que los políticos no se han atrevido a redactar.  Y el Rafita representa hoy la carestía.

Yo lo recuerdo como si fuera ayer. Me encuentro en las marismas de San Fernando con todo el pueblo de manifestación en contra de la Ley del menor. Acaba de comenzar el mes de Junio del 2000 y hace calor aunque el sol se pone su vestido  rojo del atardecer atlántico. Callada, indignada, solemne, la gente, casi todo el pueblo desfila, en apoyo de unos padres que acaban de perder a su hija Clara de dieciséis años, asesinada por dos amigas, Iría y Raquel, que le han clavado 32 puñaladas mortales para probar que se siente al matar.

Le seguí la pista muy de cerca al crimen y nunca olvidaré a ese padre noble y buena educación, que no podía dormir al saber que, mas tarde o mas temprano, se encontraría al comprar el pan a las asesinas de su hija.

Un mes antes, en Abril, estuve  en Santiago el Menor (Murcia) , donde otro joven de 16 años, José Rabadán, salió una noche de su habitación con una Katana en la mano (espada japonesa), se acercó al dormitorio de sus padres, y de un certero espadazo segó el cuello de su madre, luego mató a su padre y a continuación rebanó a su hermana.

Dos días después del asesinato, tuve el privilegio de hablar con un inspector de la Policía Nacional de España que investigaba el caso. Un auténtico y experimentado investigador que de una manera callada y anónima había resuelto ya varios e importantes crímenes.

No olvidaré una de las frases que me dedicó: “Por mi oficio he visto muchas cosas, pero nunca podré olvidar la sangre desparrama por todo el piso de ochenta metros cuadrados”.

Recuerdo hoy también que los socialistas de Zapatero no quisieron  en ocho años ni mencionar la “Ley del menor”. Como antes Azanr y ahora Rajoy.

Y el problema es de todos nosotros que vemos en libertad a unos  asesinos que ni tan siquiera con los privilegios con que cuentan por matar, torturar y violar con menos de dieciocho años, se rehabilitan. Ahí esta el caso de “el Rafita” y Sandra Palo. Ahí están los violadores y terroristas en la calle por la doctrina Parot y de Juana Chaos de compras en un complejo residencial de Venezuela. Bolinaga de pinchos con sus amigos y una madre por quemar al violador de su hija en la cárcel.

¿ Hay justicia?

Manuel Artero, periodista http://lapaseata.wordpress.com/autor/

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