

Se le atribuía una ‘gran proyección de futuro’ cuando en febrero del pasado año tomó las riendas de Sortu. Asier Arraiz, un «duro entre los duros», es considerado el relevo natural de Arnaldo Otegui, actualmente en prisión.
Arraiz se formó, como la mayoría de los dirigentes batasunos, en Segi, la organización juvenil de ETA que hace unos meses anunció su autodisolución tras haber sido debilitada por los golpes policiales. Perteneció a la ‘mesa nacional’ de Batasuna, desmantelada en octubre de 2007 en la localidad guipuzcoana de Segura, cuando sus integrantes intentaban reorganizar la formación delarada ilegal. Como consecuencia de su detención pasó dos años y medio en prisión preventiva imputado por integración en organización terrorista. En abril de 2010, la Audiencia Nacional le impuso una fianza de 50.000 euros junto con otros nueve miembros de Batasuna, el Partido Comunista de las Tierras Vascas (PCTV) y Acción Nacionalista Vasca (ANV).
Arraiz es en la actualidad parlamentario de Bildu en la Cámara de Vitoria y ha sido uno de los artífices de que la ‘izquierda abertzale’ transitara la hoja de ruta que diseñó ETA para regresar a las instituciones. Tras el relanzamiento de Sortu, una vez celebrado su congreso constituyente hace algo más de un año, Arraiz se convirtió en la mano ejecutora de Otegui mientras éste sigue en la cárcel y, con el tiempo, llegará a ser su relevo, según manifestaron fuentes de la lucha antiterrorista.
No es la primera vez que a Arraiz se le vincula con un posible delito de enaltecimiento del terrorismo. Ya como presidente de Sortu participó el pasado año en uno de los homenajes que se hicieron al dirigente de ETA Francisco Javier López Peña, alias ‘Thierry’ en la localidad natal del etarra Galdácano (Guipúzcoa). Después de esa celebración hubo distintos actos de terrorismo callejero en Guecho, Basauri y Lequeitio. Con la lupa de la Fiscalía sobre la formación que preside, Arraiz resiste cualquier golpe.