El adiestramiento de pilotos, personal de tierra, técnicos y mandos militares en «misiones ofensivas» con armamento real y 38 aviones de combate de diferentes unidades del Ejército del Aire es «otro gasto social» del Gobierno central y así «lo debe entender la sociedad» porque «no hay prosperidad, no hay libertad y no hay bienestar si no hay seguridad». Así lo consideró ayer el ministro de Defensa, Pedro Morenés, en su visita a la última fase del ejercicio Sirio-Tormenta que, desde el pasado lunes, se desarrolla en el Polígono de Tiro de Bardenas Reales, donde ayer se abrieron las puertas a la prensa después de once años de maniobras blindadas.
Morenés no desveló el presupuesto que maneja el Ministerio para llevar a cabo este despliegue en el que anualmente participa «la práctica totalidad de las unidades de combate del Ejército del Aire, además de otros medios de las Fuerzas Armadas» para «adiestrar y evaluar a estas unidades en el espacio aéreo de responsabilidad nacional peninsular». Morenés afirmó que desconoce cuánto se gasta el Estado en el que está considerado el ejercicio más importante que desarrolla el Ejército del Aire a lo largo del año y se refirió a esta partida, que está dentro de los presupuestos «de la defensa nacional», como «realmente exigua».
Sin cuantificar el gasto que le supone a los ciudadanos garantizar su «necesidad de seguridad», el ministro desvirtuó la crítica situación que están atravesando muchas familias comparando «los gastos sociales con este otro gasto social tan importante como esos» porque «si no -dijo- miren lo que está pasando en el mundo y los problemas tan gordos que hay por ahí».
Pedro Morenés, que minutos antes había volado en la cabina de un avión C-295 para presenciar el reabastecimiento en vuelo de cazas F-18 que forman parte de una misión de ataque, se presentó en Bardenas montado en un helicóptero y atendió a los medios de comunicación después de dar el visto bueno al comienzo de la fase final del Sirio-Tormenta, que incluía lanzamiento de armamento real.