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Javier Álvarez: «Las brujas fueron en alguna medida precursoras de las prácticas sanadoras naturales»

Javier Álvarez: «Las brujas fueron en alguna medida precursoras de las prácticas sanadoras naturales»
El legado de las brujas y los secretos de Zugarramurdi, de Javier Álvarez Caperochipi
El legado de las brujas y los secretos de Zugarramurdi, de Javier Álvarez Caperochipi

El jueves 9 de enero se presentó el libro «El legado de las brujas y los secretos de Zugarramurdi» publicado por la Editorial Evidencia Médica dentro de la sección «La Navarra Insólita» del autor Javier Álvarez Caperochipi. Médico jubilado en 2007 después de trabajar como Jefe de Departamento de Cirugía del Hospital Aránzazu-Donostia durante 26 años. Con anterioridad trabajó 14 años como cirujano en el Hospital de Navarra, Hospital Bichat de París y Centro Ramón y Cajal de Madrid. Aficionado a la Literatura, premiado en varios concursos de relatos literarios cortos. Ha publicado 4 libros de cuentos e historias cercanas a la medicina.

Javier Álvarez Caperochipi
Javier Álvarez Caperochipi

¿Cuál es el motivo de la escritura de este libro?

El motivo del libro es la curiosidad personal y el tiempo libre. El libro es una continuación de otro anterior “Curanderismo y medicina popular en Navarra”.

¿Por qué le interesa este tema de las brujas? ¿Ha podido influir su condición de profesional de la medicina para interesarse más profundamente en este asunto?

Mis conocimientos como médico me han ayudado a entender mejor los remedios y los brebajes de las brujas y a dar un enfoque de la brujería algo diferente al de los historiadores.

¿Puede desmitificar el significado connotativo de bruja contando quién era bruja y qué hacía?

Las brujas, en principio, fueron mujeres sabias curanderas, con prácticas mágicas y supuestas dotes adivinas. Hacían lo que podían para sanar, teniendo en cuenta la ignorancia de la época; fueron en alguna medida precursoras de las prácticas sanadoras naturales. Fueron acusadas perversamente de tener poderes especiales para hacer el mal, que procedían de pactos con el diablo. Muchas fueron perseguidas y condenadas por los poderes fácticos de la época. Unas murieron en la hoguera rezando y otras se trasformaron en mujeres rebeldes y vengativas.

Entonces, sus acciones ¿eran consecuencia o reacción a esas persecuciones?

Las brujas ya perseguidas y maleadas hacían el bien o el mal según sus conveniencias y la mayoría de las veces se inclinaban por el mal. Los venenos, venganzas y drogas formaban parte de sus actuaciones brujeriles. Sus brebajes eran muy peligrosos.

¿Existían brujos en nuestra tierra al igual que en otras culturas o siempre eran mujeres?

También había brujos, pero eran minoría.

¿Cómo fueron esas persecuciones?

Las persecuciones a las brujas fueron procesos universales vergonzantes de una enorme dimensión. Se calcula que, en dos o tres siglos, 200.000 brujas fueron condenadas a muerte y quemadas en la hoguera. El fenómeno fue generalizado, pero mucho más importante en Europa que en España.

¿Por qué se centró tanto la brujería en una zona de Navarra y más concretamente en una localidad como Zugarramurdi?

La brujería adquirió en Navarra y Zugarramurdi una gran notoriedad al juntarse una serie de acontecimientos como los juicios de la Inquisición de Logroño, las persecuciones a las supuestas brujas en el sur de Francia, que huían despavoridas al otro lado de la frontera, las labores de espionaje para los Estados en la frontera, especialmente desde el  Monasterio de Urdax, el pánico colectivo de las gentes…

¿Cuáles eran las sustancias o las pócimas más utilizadas por las brujas?

Las pócimas más habituales de las brujas eran los alucinógenos procedentes de hierbas infernales, que utilizaban a modo de frotaciones por el cuerpo y que las hacían creer que volaban en una escoba entre las nubes; los venenos que manejaron con más frecuencia fueron la cicuta, que era el jugo de una planta parecida al perejil, el arsénico en polvo y la amanita phalloides una seta mortal;  de los afrodisíacos o estimulantes sexuales, el más potente era la cantaridina, el extracto de mosca machacada; en realidad otro veneno que en una primera fase producía una activación de órganos sexuales. El cannabis era la droga estimulante que mejor conocían. Los cultivos de cáñamo estaban muy arraigados. La quema de cáñamo producía los humos de evasión que ayudaban a liberarse.

¿Estarían permitidas hoy esas maneras de solución?

La actualidad de las pócimas. Los productos de las brujas, su forma de obtenerlos y de aplicarlos, hay que dejarlos en la historia, hoy no tienen sentido, nadie debería repetir sus experimentos.

Javier Álvarez en la cueva
Javier Álvarez, en la cueva

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