Mariano Rajoy, poco amigo de los medios en general y de responder a preguntas de la prensa en particular, concedió ayer una entrevista a Antena 3. La misma cadena en la que hace unos meses el ex presidente José María Aznar cargó contra él por incumplir su programa electoral, dando lugar a un cisma en la cúpula del partido que sigue teniendo consecuencias, por mucho que anoche Rajoy se esforzara en convencer de que sus relaciones con Aznar son buenas o de que tampoco son para tanto las discrepancias internas surgidas en las filas populares a raíz de la ley del aborto o de la derogación de la doctrina Parot.
Rajoy se refirió a cuestiones como el desafío soberanista en Catalunya o a la imputación de la infanta Cristina en el caso Nóos. Sobre la consulta catalana, prometió que bajo su mandato no habrá ni referendo ni independencia porque tiene un plan para evitarlo, aunque no quiso entrar en detalles. Dejó la duda a los espectadores de si se plantea o no suspender la autonomía de Catalunya llegado el caso o hacerse con alguna de sus competencias como la de seguridad, ya que evitó desmentir (aunque también confirmar) si esas eran opciones reales cuando así se lo solicitó su entrevistadora. Él se limitó a afirmar que hará respetar la ley. Y que si el presidente catalán, Artur Mas, quiere hablar con él, le atenderá, aunque tendrá que ser Mas quien tome la iniciativa.
En lo que no mostró tanta prudencia fue al valorar la situación de la infanta Cristina, imputada en el caso Nóos, a quien anoche echó un llamativo capote político. Por primera vez, el jefe del Ejecutivo se salió de su usual (y entendible, dada la separación de poderes) «respeto a la ley, a las decisiones de la fiscalía y del juez» al hablar de la imputación de la duquesa de Palma. Cuando quedan unos días para que Cristina declare como imputada por delito fiscal y blanqueo de capitales, Rajoy sorprendió al admitir que está convencido de que la infanta es inocente y de que las cosas le irán «bien».
Tras pedir que se respete la presunción de inocencia de la hija del Rey -de quien dijo que está preocupado por una situación que afecta a su familia y a la Corona-, rechazó que, bajo su punto de vista, Cristina tenga que renunciar a sus derechos sucesorios para ayudar a la institución a limpiar su deteriorada imagen ante la opinión pública.
Rajoy confirmó que la reforma de la financiación autonómica y la fiscal serán aprobadas este año, aunque sus efectos no llegarán hasta el 2015 (año electoral). Se mostró optimista sobre la evolución del paro, pero eludió el compromiso con cifras concretas. Y pasó de puntillas sobre la revuelta de Gamonal o los cantos de sirena de la UE para que endurezca la reforma laboral.
En lo que concierne al final de ETA, insistió en que no habrá cambios en la política penitenciaria y en que ha pedido informes para comprobar si, como desea, se puede modificar la ley para evitar que ex-presos de la banda puedan ocupar concejalías o alcaldías en un futuro. Sobre la nueva ley del aborto, dijo «estaba en el programa electoral» y añadió que el anteproyecto aún debe pasar por órganos consultivos que, a su entender, ayudarán con sus valoraciones a ganar consenso. Eso sí, indicó que su límite para el pacto es el respeto a la jurisprudencia del Constitucional sobre la interrupción del embarazo. «¿Está dispuesto a que la malformación sea un supuesto?», preguntó la entrevistadora. «No quiero adelantar cuál es mi posición…», dijo, sembrando dudas sobre si la posición reflejada en el proyecto aprobado por el Consejo de Ministros es la suya o la de otros. En todo caso defendió al ministro impulsor de esa ley, Alberto Ruiz-Gallardón por su «coraje», como también hizo con otros ministros como el de Hacienda, Educación o Industria.
Fue interrogado también sobre el caso Bárcenas. Poco dijo, salvo que ya no se mensajea con el que fuera gerente y tesorero de su partido.
