Hace pocos días veíamos cómo el nombre de Felipe González salía a la palestra, no ya en declaraciones, sino como “figura” socialista que acompañaría al Movimiento Ciudadano de Albert Ribera en su puesta de largo para toda España.
Ahora, Garzón y otros personajes más del socialismo, pretenden irrumpir en la política, pero en la de descabalgar a Rubalcaba, por ejemplo.
Mal tiene que estar la izquierda o mal lo tienen que ver cuando Garzón vuelve. Vuelve a intentar que sea suyo lo que González le prometió y luego no le dio. Aquel Ministerio tan deseado por el juez. Si gana el PSOE las elecciones y vende bien su aportación a ello, volverá a optar y lo conseguirá. Porque también pesa en su haber político su fijación, animadversión y obsesión contra Franco, fallecido en 1975, contra Los Caídos y desenterrar muertos.
La izquierda socialista está dividida y muy dividida entre los radicales y menos radicales. Y complicado lo tiene el PSOE porque tiene opciones izquierdistas a ambos lados.
Si Garzón tiene cabida en la política, sea en el lugar que sea España, sigue podrida.